¡Qué suerte tenemos de saber que algunos escritores son unos indeseables! De este modo, podemos invocar su pésima salud ética para condenar su literatura cuando ésta no es favorable a nuestros intereses. La mejor coartada para un lector, más o menos imbécil, es recurrir a la inmoralidad de la vida del escritor para condenar su prosa. Cuando lo cierto es que hasta algunos terroristas escriben como los ángeles que custodiaban el tintero de Baudelaire.
ISBN: 9788496634794
Fecha Edición: 01/11/2011
Páginas: 84