Historias II

Herodoto, en sus "Historias", preservó las tradiciones de los pueblos con un estilo que ha dado lugar a grandes controversias y juicios de todo tipo. Tucídides lo contradice. Aristóteles los considera fabulista y modelo del buen decir. Dionisio de Halicarnaso, Cicerón y Quintiliano lo elogian. Diódoro Sículo, Apiano, Arriano, Dión Casio y Luciano son repercusión de sus obra. Harpocratión y Plutarco lo hacen objeto de reproches.
El fin que persigue Heródoto es que ni lo realizado por los hombres se desvanezca con el tiempo, ni queden sin gloria las obras grandiosas y admirables, recogidas unas por los griegos y otras por los bárbaros, y que se esclarezcan las causas por las cuales guerrearon unos contra otros. Y para alcanzarlo no se valió de términos que designaran los hechos, sino de los hechos mismos, de modo que su pensamiento fuera perenne en los signos de la historia y no caduco en el mudable lenguaje a través de los tiempos.