Zona de obras

Los tres pertenecen a una misma generación. Aparecieron en el mundo teatral a fines de la década del ochenta y comienzos de los noventa (...)
Los tres nadaron contra la corriente. Prefirieron abrevar en estéticas más tradicionales, pero tomaron la tradición como un punto de partida, como disparador. Cuentan historias, sus personajes son reconocibles, pero casi siempre están metidos en situaciones nada convencionales, absurdas.
Es decir, no son absurdos los personajes sino las circunstancias. En esto se diferencian con la mayor parte de las obras de la nueva generación, cuyos personajes son tan absurdos como las circunstancias... En fin. Una buena idea editorial. La reunión de tres dramaturgos entre los más representativos de una estética que sigue viva en el teatro argentino.